Acabo de llegar a casa tras la vista de las medidas provisionales a adoptar en cuanto a la Demanda de Modificación de Medidas, solicitada tanto por mí como por mi ex-mujer.
Sin sorpresas, mi ex no se presentó al juicio (ya que como me consta, ha secuestrado a mi hija y la retiene en Rusia) pero aún así, el juicio se celebró. Ya habíamos suspendido anteriormente dos vistas, el 13 de septiembre y el 5 de octubre, por su ausencia y el Juez ya había advertido que no iba a tolerar ninguna otra suspensión.
Comenzó interrogándome la abogada de mi ex, desvariando sobre un informe psicológico al que yo me opuse desde su misma elaboración (la psicóloga que lo redactó, ya ha sido denunciada ante el Colegio de Psicólogos); luego pasó a una denuncia falsa que presentó mi ex a finales de enero y ya ha sido sobreseída sin ni tan siquiera citarme a declarar. Al insistir en el tema, el Juez le cortó y le dijo “Por ahí no vamos bien , señora letrada”.
Luego pasamos a las preguntas de mi abogado, a las que fui contestando una a una. He dejado bien claro delante de Su Señoría que soy un padre ejemplar que ama a su hija y que está viviendo una situación de lo más injusta. Que necesito que se haga Justicia. Por mí y por Carolina.
Por último, me interrogó la fiscal, a la que contesté de forma directa y sin lugar a dudas todo lo que soy capaz de hacer por mi hija, cosa que su madre no hace: llevarla a la escuela, preocuparme porque tenga un hogar limpio y cuidado, una alimentación adecuada, relacionarse con su entorno de amigos y amigas, etc.
Hasta aquí todo más o menos tiene sentido, pero ahora vienen las sorpresas. Quitando el ridículo alegato de la abogada de mi ex y el normal alegato de mi abogado (pidiendo la custodia para mí, y subsidiariamente la compartida), la fiscal dice que… “Sería un shock muy grande para la niña quitar, de la noche a la mañana, la figura materna, con quien ha estado permanentemente durante los últimos meses … y que recomienda una custodia compartida por semanas… (!!!!)” Sí, señora fiscal, la niña ha estado permanentemente con su madre de forma ilegal ya que se negaba a cumplir el régimen de visitas y ahora, para agravar aún más el asunto, se la ha llevado fuera del país. ¿Eso no cuenta?
¿Si un secuestrador retiene una persona durante meses o años, en el momento de la liberación de esa persona hay que dejarle que siga pasando tiempo con el secuestrador, no vaya a ser que le dé un “shock”?
De todas maneras, este es solo el juicio por las medidas provisionales. Mi ex sigue sin aparecer, seguimos sin saber donde está, y seguramente no tiene ninguna intención de volver. Y más allá de los éxitos que pueda tener ante el Juzgado, lo fundamental es localizarla y hacerla regresar. En eso estoy. Y no descansaré ni un minuto hasta que Carolina vuelva a casa.