Padre e hija, unidos por el ajedrez.

Hoy os quiero contar del lenguaje común que Carolina y yo hablamos: de la misma manera que ella aprendió ruso y castellano simultáneamente como dos lenguas maternas, el ajedrez formó parte de su vida desde los primeros años:

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El descubrimiento de una pasión que podría unir a padre e hija de por vida.

Caro aprendió ajedrez jugando y prácticamente sin darse cuenta, ya que ella fue la musa inspiradora de mi libro “El maravilloso mundo del ajedrez escolar”, edición de autor que vio la luz gracias a la colaboración de 119 mecenas. Es un libro para enseñar ajedrez desde un punto de vista lúdico, con cuentos e historias fáciles de recordar para un niño. Caro rápidamente se volvió una gran campeona, antes de los 6 años ya daba mate rey y dama contra rey, como podéis ver en el siguiente vídeo:

Apenas unos meses después, en mayo del 2014, ganaría la categoría sub-8 en el Torneig de Fi de Curs de l’Escola d’Escacs Costa Brava:

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Y en enero de 2015, con 7 años recién cumplidos, tomaría parte de su primera competición federada en las Fases Previas del Campionat de Catalunya d’Edats d’Edats, en categoría sub-8, y siendo ella de “primer año” (es decir, en el 2016 mantendría la categoría) fue 5ª clasificada absoluta y campeona femenina:

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Con sus compañeros de club, Jordi C. y Daniel R.

En abril de ese mismo año iríamos a l’Ametlla de Mar a participar de la Final del Campionat de Catalunya, en donde Carolina finalizó en el 2º/3º lugar entre las chicas:

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Debut en el Campionat de Catalunya sub-8, l’Ametlla de Mar 2015.

Y en Junio, el Club d’Escacs Platja d’Aro, le dio una placa en reconocimiento a sus méritos, tanto en la provincia como en la final catalana.

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Platja d’Aro, junio de 2015. Orgullo de padre.

Apenas hubo otra oportunidad en la que Caro jugó ajedrez, fue en un torneo en Caldes de Malavella en agosto de 2015:

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Caldes de Malavella, Torneig de Festa Major, Agosto 2015.

Tras el verano, las relaciones entre Elmira y yo empeoraron mucho, no sé si porque casualmente en julio de 2015 la reforma del Código Penal dejó de castigar los incumplimientos del régimen de visitas por la vía penal para pasar a hacerlo por la vía civil; un procedimiento mucho más lento, caro, engorroso y menos efectivo, en el que probablemente Elmira vio la oportunidad de desobedecer sin que pudieran adoptarse medidas coercitivas realmente efectivas.

Todo comenzó con la excusa de que “Carolina no quería jugar ajedrez” (cuando en realidad cuando estaba conmigo ella sola cogía mi móvil y usaba la app “Play Magnus” en donde derrotaba al Magnus Carlsen de su misma edad, o bien participaba activamente de mis clases grupales, superando a niños de mayor edad) para pasar a una desobediencia directa en enero de 2016. Y lo peor de todo fue que para justificarse, me denunció de forma falsa ante el Juzgado, acusaciones de las que fui sobreseído sin ni siquiera estar investigado. En julio de 2016 decidí querellarme contra ella por esas acusaciones falsas.

Pero lo más triste de todo es que dejé de ver a mi hija, y aunque evidentemente ahora mismo es un problema ínfimo, su carrera ajedrecística puede haberse visto truncada ya de por vida. En el 2016 hubiera validado el título de Campeona Femenina de Girona sin ninguna duda y quizá hubiera conseguido una destacada actuación en la Final de Catalunya. Lamentablemente, ya nunca lo sabremos.

Mi reflexión en febrero de 2017, después de que tres alumnos míos obtuvieran hace apenas unos días éxitos en la categoría sub-8 de Girona (felicidades desde aquí a los hermanos Jurca, Gerard con tan sólo 5 años se clasificó tercero provincial y su hermano mayor Marc, con 7, se clasificó cuarto, mientras que Mar Alániz se clasificó Campeona Femenina de Girona), es que me encanta mi profesión y seguiré con ella hasta el fin de mis días, inculcando en los niños la pasión por el ajedrez.

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Con los hermanos Gerard y Marc Jurca y con Mar Alániz. Todos clasificados para la Final de Catalunya sub-8, a disputarse en abril próximo.

En Semana Santa iré con ellos tres a los Campeonatos de Catalunya Sub-8, y aunque sé que Carolina no podrá estar conmigo (a ella le tocaría jugar en Sub-10) espero que en algún momento ella acceda a este blog, encuentre y lea mis reflexiones, y que sepa que en ningún momento su padre la ha abandonado y que no ha descansado ni un solo minuto para conseguir el reencuentro. Por mi parte, y mientras espero que la Justicia actúe y ponga fin al secuestro parental de mi hija, daré lo mejor de mí para que Mar, Marc y Gerard tengan los mejores resultados posibles en la final catalana.

 

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