Recortes de prensa, ¿Algo está cambiando?

Tanto ayer como hoy, dos noticias en medios digitales nos brindan esperanza a los padres afectados por los secuestros parentales de nuestros hijos.

La primera, aparecida ayer domingo, sobre la importancia de la prevención en los secuestros parentales. Con buen criterio periodístico, la misma nota señala que la retención del pasaporte del menor se ha demostrado ineficaz, puesto que a las sustractoras les da igual cometer más delitos, como falsificar un documento público con tal de salirse con la suya (véase la historia de Heber Serrano, en la misma nota).  Es importante que la administración española tome nota de la seriedad de estos casos y de que las leyes civiles no protegen a nuestros hijos: el perfil de la sustractora es el de una persona que miente constantemente y utiliza todo tipo de argucias en su favor para salirse con la suya, además de desobedecer completamente mandamientos judiciales cuando no les son favorables.

La prevención, asignatura pendiente en España para evitar el secuestro parental de menores

La segunda nota, aparecida hoy, es una historia con final feliz: a José Gabriel, su mujer se llevó a su hijo a México, advirtiéndole que “no iban a volver”. Con buen criterio, José Gabriel intentó “no tensar demasiado la situación” e ir poco a poco dar pasos en favor de la recuperación de su pequeño, pero sin poner a la madre en sobreaviso. Claro que él contaba con dos ventajas importantes respecto de mi caso: su mujer permitió videoconferencias (en cambio yo no puedo comunicarme con mi hija de ninguna manera) y también permitió que le enviara dinero (lo que permitió a José Gabriel obtener la localización exacta de su hijo). Todo ello, además de que México cumpliera el Convenio de La Haya de 1980 sobre restitución de menores, algo que no tengo garantizado en mi caso, ya que prácticamente no existen recuperaciones de menores desde Rusia, al menos con España. Aunque Rusia haya firmado el Convenio, no lo cumple (con España) y España no adopta ninguna medida para obligarla a cumplir.

Hijos sin billete de vuelta

Mi caso sigue siendo de los más complicados. En primer término, sigo sin conocer la localización de Carolina; en segundo lugar, y aún más importante, conozco de sobra a mi ex-mujer para saber que nunca dará el brazo a torcer. Ya le ofrecí en reiteradas ocasiones que regresara a España y que yo retiraba todos los procedimientos judiciales en su contra y que buscáramos la mejor solución para Carolina, que pueda seguir teniendo padre y madre. Su respuesta -no directamente a mí, sino al Mosso que lleva la investigación- fue la de seguir insultándome y calumniándome a la distancia, y amenazar con denunciarme en caso de que yo “ponga un pie en Rusia”. Ante este tipo de personas, poca, o mejor dicho ninguna, negociación queda. Y es aquí en donde nos topamos con la gran dificultad: ¿Cómo hacer valer un procedimiento civil ante alguien que no obedece ni obedecerá nunca un mandamiento judicial? Frente a estas personas, la única solución que cabe es el uso de la fuerza pública. No porque yo quiera llegar a esos extremos, sino porque no queda otra salida. Dos no pelean si uno no quiere, dicen. Pero dos tampoco pueden negociar si la persona que tiene la razón legal está dispuesta a tender la mano y llegar a un acuerdo y quien no la tiene lo único que hace es seguir rechazando todo tipo de negociación. Seguimos.

 

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